Perù - CARTA ABIERTA al Estado y Pobladores del Perú (y de América) - Red de Semillas Libres Perù

CARTA ABIERTA

al Estado y Pobladores Peruanos (y de América)

Setiembre del 2013

 

Por las semillas libres…

por la seguridad y autonomía alimentaria…

por la protección de la diversidad biológica y cultural de nuestros pueblos…

 

Saludo al pueblo colombiano

La Red de Semillas Libres Perú saluda al pueblo Colombiano y se solidariza en la defensa del campesinado y de la autosostenibilidad de sus formas de producción y cultivos tradicionales. El Perú, siendo país igualmente heredero de una identidad ancestral campesina e igualmente orgulloso de su riqueza biológica y diversidad cultural no se puede sentir excluida de este grave problema que aqueja a nuestros vecinos. Ellos defienden la soberanía y seguridad alimentaria de los pueblos americanos, entonces también nos están defendiendo. Todo nuestro reconocimiento para sus guardianes de semillas, campesinos, activistas, estudiantes, profesionales y pobladores en general que braveando todas las prepotencias antidemocráticas que creíamos ya estar superando salen a las calles a manifestar digna y pacíficamente un  descontento que está lejos de ser “minoritario”.

 

Contexto histórico y cultural   

Han transcurrido más de 10000 años de transmisión de generación en generación, de culturas agrícolas y cuidado de semillas nativas, diversificándolas, mejorándolas y adaptándolas pacientemente para obtener los deliciosos frutos que inundan nuestras mesas y memorias colectivas. Más allá del ingenio, esfuerzo y sufrimiento que tantos pueblos invirtieron en más de una centena de siglos, bastó tan sólo medio siglo de “revolución verde” para que hayamos perdido más del 70% de aquella diversidad. ¿Por qué seguir defiendo obtusamente esta desenfrenada vía de autodestrucción? Nuestros cultivos también alimentan al mundo, por ende hoy más que nunca necesitamos una unión que trascienda fronteras.

 

El contexto actual de crisis global, que atañe la economía y la política principalmente, pero que por extensión, afecta fuertemente a la sociedad entera a través de la educación, salud, alimentación, cultura, medio ambiente, nos vuelve difícil el entendimiento claro de los hilos que urden esta caótica situación. ¿Por qué si existen claros responsables de la caída financiera deben ser los campesinos, quienes además son los que nos dan de comer a todos, los que más asuman los elevadísimos costos, humanos, biológicos y culturales?

 

 

Vivimos tiempos en que ya no es posible apoyarse en criterios absolutos y subjetivos de verdad cultural (¿hacen acaso faltan más egresados de Harvard o La Sorbona para sustentarlo?).  Sin embargo no podemos negar que esta situación degenerativa que se ha vivido en Colombia revela tristemente que estamos socavando nuestra propia herencia cultural, herencia compuesta por una infinita diversidad de tradiciones en el que de manera evidente se defiende un principalmente un “buen vivir”, el que tantos viajeros vienen a buscar, el hecho de que nadie se crea depositaria de la vida, y que más bien siendo todos igualmente hijos de Tierra, somos por consiguiente todos sus defensores. Peligroso “juego de dios” al que apuesta nuestros actuales modelos de “desarrollo”, que además se autoconvencen con razones abierta y puramente económicas, y que de manera evidente no satisface a una clara mayoría, más bien al contrario. Las cifras no dan de comer a todos, los campesinos sí.

 

Las semillas libres y la biotecnología.

¿Acaso las semillas tienen bandera, partido político o religión? ¿O se niegan por sí solas a ser sembradas, compartidas o vendidas? Las semillas son fruto de un orden natural, y es justamente la naturaleza misma la que está en juego, la humana, la biológica y la cultural…

 

 Ahora se nos habla cada vez más de biotecnología. En más de 10 años de la liberación de esta herramienta tecnológica, se han reunido pruebas científicas suficientes para demostrar el amplio riesgo que representa para toda nuestra humanidad, a nivel  productivo, económico, ambiental, social y sanitario (basta buscar “Gilles Seralini” en internet).  La contaminación transgénica ya está sucediendo en todos los países en que se cultivan semillas genéticamente modificadas, siendo ya prácticamente irreversible en algunos casos. En nuestro caso peruano, esto representaría por ejemplo la inaceptable pérdida a largo/mediano plazo de, y entre otros, nuestro hermoso maíz gigante del valle Sagrado del Cusco, nuestra papa, nuestro tomate, etc. y que tan orgullosamente alimenta a nuestros niños. Igual pasaría con el algodón, la soya, el zapallo,… y luego, la quinoa, la kiwicha, el tarwi… ¿qué más? Claro, además, ¿porqué cultivar tantas variedades si por facilidad e interés la industria únicamente requiere de una sola?  ¿Y que de paso esa única variedad requiera la compra de “n” agro tóxicos, claro está, producidas por el mismo que produce las semillas que buenamente nos presentan como “mejoradas”? ¿Raro no?

 

El caso colombiano, ¿antesala de una política global sudamericana?

 ¿Entonces nos preguntamos en sentida empatía, qué ha pasado entre el pueblo y el gobierno colombianos durante el último paro agrario? ¿Cómo es posible que la defensa de un loable y arraigado criterio biocultural, sea razón válida para tan violenta represión? Además ¿qué sentido estamos aquí gestando nosotros los que estamos “lejos”, a través de nuestra tan notoria indiferencia? Pocos Estados se pronunciaron, y en todo caso, el nuestro no lo hizo…

 

Sin evidentemente buscar menospreciar a nadie, uno se puede fácilmente preguntar, al hacer un rápido sobrevuelo de nuestros medios masivos de expresión, ¿por qué nos preocupa tanto las terribles muertes en Siria y no tanto la de nuestros hermanos a la vuelta de la esquina? ¿Qué acaso es solamente porque es más sensacional ver misiles en CNN que campesinos apaleados en la TV local? ¿Cuestión de Rating? Difícil nuevamente encontrar una postura respetuosa hacia la dignidad de los sirios o los colombianos. Ambos se merecen más.

 

¿Entonces, que estaría por consiguiente tramando indirectamente nuestro silencio?  ¿Simple cobardía o egoísmo, u más bien oscuros futuros cercanos para nosotros también? ¿Para toda América? ¿Así de abierto manifestamos como pueblos americanos nuestra indiferencia habiendo supuestamente aprendido importantes lecciones de nuestros pasados cercanos con respecto al sufrimiento de los “otros”?

 

Profundo rechazo

Pues nosotros, como simples pobladores, campesinos, profesionales (etc.) independientes manifestamos nuestro profundo rechazo a aquella cultura de muerte sobre la vida misma, a aquella cultura que apela a una “modernidad y progreso” a cualquier precio y que mezquinamente ponga en riesgo la alimentación, la salud y la calidad de vida de nuestras futuras generaciones, y finalmente de la supervivencia de la humanidad entera. ¿Qué no nos sería más fácil pensar que por ejemplo la industria farmacéutica y química se vuelve más “rentable” con una población y cultivos enfermos? Pues nosotros NO deseamos ese tipo de “desarrollo” y estamos convencidos de que, bien informados, casi nadie lo podría desear. ¿Por qué nadie nos explica lo que significa el convenio UPOV, que otorga derecho a patente sobre la vida (y por consiguiente nuestras semillas nativas), implícito en los tratados de libre comercio? ¿o, detrás de las obvias ventajas comerciales de un puñado de grandes grupos industriales,  cuál es el aspecto que pone en riesgo nuestra soberanía y seguridad alimentaria general, nuestra austosostenibilidad social y cultural, sanitaria, educativa y medioambiental? ¿Y qué medidas de previsión nos garantizan ante este latente y nada fantasioso peligro? ¿Seguimos haciéndonos los locos? ¿Y que el futuro de nuestra gastronomía sea el chizito, la coca cola y la hamburguesa?

 

Caso peruano: la moratoria a los transgénicos

Lejos de propulsarnos a identificarnos al “progreso” de muchísimas nuevas posturas que  vemos surgir en altos organismos e instituciones independientes europeas frente a sensatas exigencias científicas, sanitarias y ecológicas, en el Perú la excepcional -y para algunos “retrograda”- situación de Moratoria a los transgénicos no nos inmuniza de estos peligros.

 

Primero porque una moratoria no es eterna y evidentes intereses de algunos sectores ya están buscando anularla sin ningún criterio de seria reflexión integral. Sí en cambio con muchos prejuicios infundados, subjetivamente muy nutridos pero científicamente nada serios.

 

Segundo, porque una moratoria ni nos obliga a exigir etiquetado de información de productos importados con ingredientes transgénicos o producidos con agrotóxicos, ni la importación efectiva en curso de productos que ya los contienen. La población tiene derecho de saberlo.

 

Tercero, porque una moratoria no facilita ni incita particularmente a salir del paradigma que la mejor calidad de productos sea para la exportación y no para nuestra alimentación local.

 

Cuarto, porque una moratoria no implica proteger nuestras variedades nativas o criollas locales, que pueden seguir desapareciendo a sabiendas que nuestra bio-región andina es centro de origen de alrededor de la quinta parte de variedades mundiales, y además, cualitativamente entre las más nutrientes.

 

Quinto, porque como mencionado, las semillas son portadoras de CULTURAS, y quien dice desaparición de variedades dice desaparición de tradiciones, expresiones culturales y, finalmente,  pueblos enteros.

 

Sexto, porque a pesar de las numerosas y reales mejoras infrastructurales realizadas, el medio ambiente sigue siendo vorazmente depravado, lo que, por más elevado que sea el “crecimiento económico” y las inversiones que se realicen, la salud general sicológica y física, la alimentación, la educación, las relaciones humanas, la consideración por la naturaleza, siguen mermando la calidad de vida “general” de la población.

 

Y sétimo, porque sencillamente todo lo anterior nutre y genera VIOLENCIA y no cohesión social.

 

Por una vida digna y un buen vivir

Invitamos por consiguiente, como población civil, al gobierno peruano que está en evidente y desesperada búsqueda de reforzar nuestra cohesión social y a quien corresponde constitucionalmente tanto la defensa de nuestras culturas originarias como la de nuestras semillas, una postura responsable que por favor nos de claridad. Una postura que siembre confianza hacia nuestros pueblos “del interior” -frente al evidente temor de que aquí algún día nos suceda lo mismo-, y una necesaria solidaridad ante atropellos de pueblos hermanos. Si no deseamos que en Siria sus gobernantes abusen de su pueblo tampoco lo deseamos en Colombia ni, obviamente, en ninguna parte.

 

Invitamos también a todos los agricultores, a los pequeños  productores, a las instituciones educativas y de investigación, a los movimientos activistas, a los artistas e intelectuales, a los organismos y empresas que compartan nuestra preocupación, y en general a toda la población a pronunciarse para apelar a un verdadero dialogo y sentir que la VIDA DIGNA es todavía el sentido que buscamos JUNTOS como sociedad.

 

Ayllin Kawsay!

 

Red de semillas Libres Perú     

www.semillaslibresperu.jimdo.com

www.redsemillaslibres.org

 

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